Hay experiencias que hacen que el sol salga dentro del pecho. En el estado Lara, en Venezuela, existe desde hace cuatro décadas una experiencia que, sin estridencias ni soberbias, ha abierto ventanas a una nueva manera de vivir como personas, mas solidaria, mas humana. Cecosesola, un organismo de Integración Cooperativa, tras 40 años reúne en su seno más de 15.000 asociados y 60 organizaciones comunitarias. Y si usted se toma la molestia de buscar su sitio web por internet, o reportajes que crucen la selva de megabytes, poco encontrará, casi nada. Lejanos al vedetismo mediático, de la falsa burbuja de la vitrina informacional, sus organizaciones asociadas, de manera cooperativa, relizan una diversidad de actividades, como la producción agrícola y agroindustrial, transporte, servicios funerarios y fondos de ayuda mutua.
En Barquisimeto, ciudad en donde tiene su epicentro, su actividad más conocida son las llamadas “Ferias de Consumo”, las cuales abastecen mensualmente casi un cuarto de la población de la ciudad, es decir, 200.000 familias. Este nivel los ha convertido en una de las cadenas de distribución más importantes de centro-occidente, en un radio que abarca los estados Portuguesa, Trujillo, Aragua y Falcón. Asimismo, operan la funeraria más grande de la zona, así como una red de salud que atiende más de 150.000 pacientes anuales en seis centros de salud comunitarios.
En una reciente visita que tuvimos la suerte de realizar, amablemente el doctor acupunturista Jorge Rath nos explicó parte del funcionamiento de esta cooperativa. Rapidamente la conversación giró en torno a la efervescencia cooperativa promovida desde el gobierno central. Jorge se explayó en una idea básica y poderosa: el dinero no crea magicamente el proceso cooperativo. Si hay personas con capacidad de colaborar entre ellas para metas comunes, el dinero -y otros recursos- aparecerán. Por ello ven con cierta distancia el cooperativismo bolivariano, del cual un estudioso del fenómeno venezolano ha denominado “el mayor cementerio de cooperativas del mundo”, reproduciendo lo que la propia Cecosesola ha detectado como elemento a superar para cualquier proyecto organizacional solidario: la complicidad parasitaria.
En la actualidad, Cecosesola esta afinando los últimos detalles de su proyecto más ambicioso hasta la fecha: la apertura de un centro de medicina integral, cuya sede esta a punto de ser finalizada en el sector de Pueblo Nuevo, en el oeste de la ciudad. Un recorrido por la instalación evidencia la magnitud del proyecto, no sólo estimulante por su capacidad física, sino por el hecho de abordar la salud de los pacientes desde una perspectiva integral y multidisciplinaria, contando con saberes de la medicina tradicional y terapias alternativas, como la Acupuntura, de la cual Cecosesola cuenta ya con una valiosa experiencia. Cuando este centro asistencial abra sus puertas, tentativamente a finales de este año, será el centro de salud más grande del oeste de la ciudad crepuscular, el cual, hasta estos momentos, se ha levantado contando exclusivamente con recursos de los cooperativistas.
En todo el recorrido, a la conversación se incorporaba, de manera natural, cualquiera de los cooperativistas, aclarando nuestras preguntas. Una cultura de relaciones humanas distinta se respiraba en el ambiente. Por algo John Holloway consideró a Cecosesola la experiencia más interesante de las que había conocido en su visita al país. La participación directa de todos y todas, sin intermediación, con rotación de tareas y decisiones por consenso es en Cecosesola una actividad cotidiana, no un discurso para el público de galería.
En Venezuela a pesar de la polarización empobrecedora, la mitomanía izquierdista y la bonanza petrolera, hay quienes continuan, a la calladita, soñando con los ojos abiertos, y apostando su vida en eso. Si algun dia pasan por Barquisimeto pregunten por Cecosesola, pues la humildad y el hecho de tener cosas más importantes que hacer, ha hecho que esta organización enfoque sus esfuerzos en la creación de una cultura solidaria real, cara a cara, entre las personas… lejos de las cámaras y el internet.


